Horas después la televisión mostraba una nueva marcha contra el gobierno fogoneada desde los medios desde hace semanas, con denuncias en algunos casos exageradas, en otros directamente ficcionales, como el “ataque” a las silobolsas, los periodistas que supuestamente irían presos y la idea de relacionar el crimen de Fabián Gutiérrez con Cristina. Una marcha más, desafiando la cuarentena y repitiendo consignas como “no queremos comunismo" o "estamos en una dictadura”, resultado de miles de horas de televisión producida para eso. Llama la atención que los canales hablen de marchas multitudinarias al tiempo que muestran una cantidad menor de personas. Una disociación difícil de sostener. Si no fuera por la posibilidad de mayores contagios, por ahora son movidas de efecto reducido y fugas. Habrá que seguir de cerca si el cansancio de la cuarentena y la crisis económica las potencian.
El feroz ataque de los últimos días del ala dura de Juntos por el Cambio y de algunos medios de comunicación en relación al asesinato de Gutiérrez había generado una sensación de gobierno acosado que no se condice con el apoyo que las principales espadas de la coalición saben que tienen de parte del mundo del capital y del trabajo. La reunión que salió a la luz en los últimos días entre Máximo Kirchner, Wado de Pedro y Sergio Massa con algunos de los empresarios más grandes del país “no fue la primera ni será la última”, aseguran cerca de los protagonistas. Los tres saben, como el presidente, que necesitan a esos hombres de negocios del lado del gobierno para avanzar en las transformaciones que planean. Pero lo más importante: los empresarios también les señalan que creen que tienen que apostar a que al gobierno le vaya bien: no es momento para correr riesgos innecesarios. Estará en la habilidad del presidente y su equipo sacar lo mejor de ellos sin ceder demasiado para que el resultado final sea a favor de la mayoría. El acto que presidió hoy el presidente reafirmó el orden del poder en el país.
La pandemia le pegó un golpazo a una economía que ya venía a los tumbos. La maxi devaluación con la que se despidió el ex presidente Mauricio Macri dejó una fuerte estela recesiva. El primer trimestre del año la actividad cayó un 5,4 por ciento. Abril, el primer mes de confinamiento masivo, dejó una caída superior al 26 por ciento respecto al mismo mes del año pasado. Según estiman en el área económica, en mayo el derrape fue de la mitad: 13 por ciento. Y en junio aproximadamente del 9 por ciento. Pero en julio otra vez se cerraron los comercios. Así, aún con fábricas trabajando, la economía se deprime. El panorama del empleo pinta mal, como en todo el mundo. Luego del 17 del mes en curso, cuando termine la “cuarentena dura” en el Gobierno aseguran que lanzarán un plan de gran envergadura para palear la crisis.
Ahora 18
En los últimos dos meses la utilización del plan Ahora 12 creció fuerte: la gente no tiene plata, pero necesita y tiene ganas de consumir. Por eso se apunta a una nueva versión mucho más agresiva. El plan que se analiza es de 18 cuotas, con tres meses de gracia. Es decir, lo que se compra en julio se comienza a pagar en noviembre y se cancela la cuota 18 en abril de 2022. También se piensa la posibilidad de que esas compras tengan una devolución total o parcial del IVA. Ahí juega fuerte la cuestión fiscal, porque es mucho el dinero en juego. Dada la recesión reinante, sería bueno que decidieran apostar a la reactivación que tarde o temprano traerá una suba de la recaudación que dejar que la economía siga cayendo y con ella el pago de impuestos.
Blanqueo de capitales
La AFIP lanzó una moratoria amplísima que permitirá a las empresas ponerse al día con el fisco sin utilizar su escaso capital de trabajo en un momento complejo. Pero el equipo económico trabaja en una herramienta que sume recaudación a la vez que impulse la economía: un blanqueo para repatriar capitales que se inviertan en sectores de gran generación de empleo, por ejemplo, las construcción y compra de departamentos desde el pozo.
El plan Marshall argento
Alberto confía en que la economía va a despegar. Habla de una cosecha récord y señala que el año próximo sólo habrá que pagar 70 millones de dólares de deuda pública.
Deuda
Si se le pregunta al presidente por la deuda asegura que “hay un 80 por ciento de posibilidades de arreglo”. El problema hoy es Black Rock, que exige que el país renuncie a la cláusula de acción colectiva que protege al país de juicios de buitres luego de que la oferta sea aceptada por la mayoría de los acreedores. Lamentablemente, el presidente de Ecuador, Lenin Moreno, aceptó un reclamo similar y eso envalentonó a los negociadores del fondo de inversión. La titular del FMI, Kristalina Georgieva, confesó que estima que 44 países caerán en default. Alberto no quiere formar parte de ese club.
La reforma previsional
El Gobierno aspira a que el aumento previsional de septiembre ya se pague de acuerdo a la nueva fórmula que surja de un proyecto de reforma que se enviará el Congreso en los próximos días. Alberto no quiere seguir dando aumentos por decreto, aunque aclara que en estos meses los jubilados le ganaron a la inflación y recibieron medicamentos gratis por un valor promedio del 25 por ciento de sus ingresos. El proyecto de la nueva fórmula es muy parecido a la utilizada durante el gobierno de Cristina, basada en ingresos del ANSES y evolución salarial. No es idéntico.
El plato fuerte vendrá con la emisión de un decreto que saldrá el mismo día para la creación del Consejo de Mejoramiento de Calidad Institucional, similar al Consejo de Consolidación de la democracia que creó Alfonsín en 1985. Un grupo de juristas notables con gran prestigio profesional, de diversas escuelas e ideas, incluso con miembros de Juntos por el Cambio, conformarán el Consejo. Tendrán 60 días para hacer propuestas para temas como composición de la Corte Suprema de Justicia, juicios por jurados, recurso extraordinario y Ministerio Público. Una vez terminadas el presidente las enviará al Congreso.
El presidente, que heredó un país en default y con más de un 40 por ciento de pobreza y se encontró con una pandemia inédita, sabe que no tiene buenas noticias para dar: su mayor activo es cuidar a la población mejor que otros presidentes. No es fácil poner en valor las vidas que no se perdieron. Por otro lado sufre un creciente acoso de la prensa. Hoy, rodeado de empresarios y sindicalistas y con el apoyo de 23 gobernadores, mostró músculo: poder. Luego del 17 trabajará para manejar una agenda que, por falta de medios para narrar la realidad, suele quedar en manos de la prensa con mayor poder de fuego. Tendrá que hacer mucha política, tomar medidas audaces y anunciarlas con el criterio adecuado. Avanzar en lo que es capaz de lograr y no hacerlo si no pisa suelo seguro. El desafío es grande. Pero la coalición de Gobierno con la que cuenta y los actores del mundo del empresariado y el trabajo que lo apoyan tienen el porte necesario para salir adelante.
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